Reinventar sense perdre l’essència
Hay canciones que todo el mundo conoce. De aquellas que con las primeras notas ya tienes ganas de cantar, bailar o gritar un “¡oooooh!” colectivo. Pero que pasa cuando nuestro grupo de versiones musicales coge uno de estos himnos y le da una nueva vida al escenario? Se esencial como se elige una canción para versionar, como se transforma y que la hace conectar tan intensamente con el público. Porque sí: adaptar un clásico no es solo tocarlo… es hacerlo propio.

1. ¿Por qué escoger un clásico?
El primer paso es la elige. Y no es aleatoria. Un clásico no solo tiene que ser conocido: tiene que tener alma. Canciones como“I Want to Break Free” de Queen, forman parte de un imaginario común, transversal y generacional. Y esto es clave. A nuestro grupo de versiones musicales, a menudo la selección nace de una emoción compartida o de una propuesta que, en ensayo, provoca sonrisas e ideas. “Si nos vibra a nosotros, sabemos que puede vibrar al público.”
2. Diseñar la versión: entre respeto y revolución
Adaptar no quiere decir copiar. Es más bien reinterpretar. Nuestro grupo de versiones musicales hace un ejercicio de relectura: mantenemos la esencia de la canción original pero añaden energía, ritmo y carácter propio.
¿Cómo lo hacemos?
- Tempos: A menudo se aceleran para convertir un tema bailable en un tema explosivo en directo.
- Cambios de estilo: Un tema disco puede virar hacia el rock, o un clásico punk puede ganar matices de ska o reggae. Por ejemplo, “Take On Me” puede empezar con la intro electrónica habitual y acabar en un final coral, más salvaje.
- Interacción vocal: A menudo los arreglos vocales se reparten entre varios miembros del grupo, con juegos de voces, respuestas y corazones que acercan la versión al directo colectivo y festivo.
Es como vestir una canción con ropa nueva, sin hacerla irreconocible.

3. Cuando el público estalla: ¿qué engancha realmente?
Aquí viene la magia: el público. El que realmente funciona no es solo la canción, sino como lo ofrece nuestro grupo de versiones musicales. Cuando se versiona un clásico conocido, se crea una conexión instantánea. Pero el secreto es sorprender:
- “No me esperaba sentir esta canción así!”
- “La he cantado de arriba abajo, pero no suena como antes —¡suena mejor!”
- “Ahora es también nuestra.”
Esto crea comunidad. Genera un momento compartido, casi ritual. Y Fugados de Alcatraz lo sabe. Por eso cuidamos no solo la música, sino la puesta en escena, la intensidad y la complicidad con el público. La versión se convierte en una experiencia.
4. El equilibrio delicado: innovar sin perder la melodía
Uno de los retos técnicos más grandes para nuestro grupo de versiones musicales es mantener reconocible la canción mientras se transforma. La estructura original —estrofa, vuelta, riffs míticos— suele mantenerse, pero se añaden sorprendidas: cambios de tonalidad, intros inesperadas, momentos a cappella, breakdowns bailables… Este trabajo se cocina en horas de ensayo, pruebas e incluso errores. Algunas ideas caen por el camino. Otros se convierten en momentos icónicos de los directos.
5. Un repertorio vivo: versiones que evolucionan
El que hoy es una versión concreta puede mutar con el tiempo. En función del lugar, del público o del estado de ánimo del grupo, una misma canción puede sonar diferente. “Tocar un clásico es como volverlo a escribir cada noche”, dicen. Este dinamismo hace que cada concierto sea único, y que las versiones sean, a la vez, homenaje y relectura.

Adaptar un clásico es un acto de respeto y de audacia. Es reconocer el valor de una gran canción, pero también tener la valentía de poner una nueva voz, un nuevo ritmo, una nueva energía. Nuestro grupo de versiones musicales, ha hecho de la “reinvención de los clásicos” uno de sus disparos distintivos. Y quizás es por eso que, cuando suena uno de estos temas al escenario, no solo recordamos: vivimos. Y lo hacemos juntos.